Perú, Chile y Canadá: la experiencia de una familia internacional en Toronto.

Actualmente, migrar a otros países se ha vuelto un sueño o propósito, debido a las diversas situaciones que han sucedido en los países de origen, donde la vulneración de la seguridad y respeto entre las personas se ha incrementado en el último tiempo. Esto fue lo que le ocurrió a Joan Cornejo, peruana que residía en Chile hace varios años y que, en conjunto con su esposo chileno y tres hijos, decidieron migrar en familia a Toronto, Canadá.

A continuación, nos contará que la motivó a moverse de país, como fue su llegada a Toronto y como resultaron los servicios de One2GO durante este proceso.

Joan, cuéntanos quienes conforman tu grupo familiar y a que se dedicaba cada uno en Chile.

Nosotros somos cinco personas, mi esposo, mis dos hijos mayores de 17 y 19 años, un bebé de 2 años y una perrita de 9 años.

En Chile, me dediqué a la administración y en pandemia, terminé la carrera de Contador-Auditor, sin embargo, no tue la oportunidad de trabajar como tal. Cuando llegó la pandemia, también llego nuestro bebé (risas). Anteriormente, había cursado y terminado la carrera de Técnico en Administración.

Mi esposo es eléctrico y en el último tiempo fue despachador. Bastián, de 17 años, había pasado a 4to medio. Gabriel de 19 años, estudiaba Gastronomía Internacional en INACAP, cursaba su segundo año en esta carrera. Mi bebé es el conchito, siempre con nosotros, haciéndonos reír.

¿Cómo surgió la idea de migrar a Canadá? ¿Habían migrado antes?

Yo soy de nacionalidad peruana, pero vivo en Chile desde que tenía 10 años. Había migrado, pero de forma diferente, con la compañía de mis padres.

Con mi esposo siempre habíamos tenido esa conversación, de vivir en un lugar mejor, nos gustaba Australia y Nueva Zelanda, pero nada concreto, era un sueño. Nosotros nunca pensamos en Canadá.

Debo decir que no elaboré ningún plan, porque la que me contagió con su proyecto fue mi hermana. Ella pensaba que la iban a despedir en pandemia y elaboró un plan con su finiquito, empezó a averiguar cómo migrar a Canadá. Me contaba que quería vivir en Fredericton (New Brunswick), y yo la escuchaba atentamente.

Me gustaba la idea, pero no contaba con el dinero. Tenía un departamento pequeño que arrendaba y un día, pensé “¿qué pasa si vendo mi departamento?”. En ese momento hice “click”.

Fuera del tema económico, la razón principal de trasladarnos fue la seguridad. A mi hijo Bastián lo asaltaron con arma de fuego y a mi hijo Gabriel lo asaltaron con arma blanca. Luego, vino el cuestionamiento de que le iba a ofrecer a mi bebé, que en ese momento tenía meses. ¿Qué seguridad, de aquí a 20 años, le podía brindar? Ya tenía miedo por los mayores, no podían ir a una fiesta sin enviarme la ubicación, compartiendo los números de contacto. Imagínate con el pequeño.

Y a tu hermana ¿la despidieron finalmente?

No (risas), nunca la despidieron. Cuando empecé a escalar en la idea, mi hermana empezó a retroceder. Ella trabajaba con un equipo de 6 personas y fue la única que quedó trabajando. Nunca pensó que eso iba a pasar. A la fecha, la pasaron a otro grupo y sigue segura de que la van a despedir (risas).

¿Cuál fue la reacción de tu familia ante esta propuesta?

Mi marido pensó que era muy pronto, le entró un poco de temor al ser algo nuevo. Yo le comentaba que no podía seguir esperando, porque Gabriel y Bastián iban a quedar fuera del sistema canadiense por la edad, y quería que todos disfrutásemos de este proyecto.

Al final, me dijo “no me voy a meter en nada, dale tu”. Así que empecé a gestionar todo. Al principio, no me creía mucho, pero como hormiguita, paso a paso, avancé, hasta que se dio la oportunidad.

Es un proceso con muchas emociones, paulatino, y cuando nos llegó la carta de aceptación, mi esposo dijo “ok, nos quedan 4 meses, hay que hacer esto, aquello, etc.”. En ese momento maduró la idea, en noviembre de 2022.

¿Cuándo se les ocurrió la idea?

Empezó en junio de 2021, cuando mi hermana me hablaba de su plan. En agosto de ese año, fui a hablar con mis arrendatarios, iba a vender el departamento y quería saber si ellos querían comprarlo. Me respondieron que no sabían.

Cuando llegó noviembre, les entregué la carta. Les confirme que lo vendía, y que, si ellos no lo querían comprar, no había problema, pero tenían que desocuparlo antes de febrero de 2022. Mis arrendatarios se desesperaron y comenzaron a moverse para comprarlo. En enero de 2022 pudimos hacer la promesa de compra-venta, y en marzo de 2022, firmamos la escritura. Recibí el dinero en julio de 2022.

Era muy consciente de que debía tener dinero para poder aplicar a Canadá, en mi mente esto iba a suceder en abril, pero todo se restrasó. En julio, cuando logré el soporte financiero, ya tenía todo listo para aplicar al Study Permit.

A finales de marzo de 2022, vi muchos videos de Colleges y encontré uno con un gran descuento (más de $6,000 CAD) en el programa de estudios, más 12 semanas de inglés gratis, si te registrabas hasta comienzos de abril. Me olvidé de New Brunswick y me contacté con ILAC, ellos me derivaron con One2GO, donde conocí a Luisa Da Silveira y a la agencia.

Cuéntanos por qué eligieron Toronto como ciudad donde vivir.

Comparé los pros y contras, con el descuento en el programa de estudios no había tanta diferencia con New Brunswick. Me cuestioné que, tal vez Toronto era más caro, sin embargo, la realidad de mi familia es que es muy activa, les gusta salir, hacer deporte, ir a fiestas, moverse. No somos de barrios tranquilos, tenemos que estar con gente y con disponibilidad de actividades.

Entonces, Toronto si era una opción viable para nuestro tipo de familia. Ahora que estoy aquí, creo que si era el lugar correcto.

Al momento de decidir migrar, ¿continúas en la misma área de desarrollo profesional o comienzas desde 0 en otro rubro?

Elegí Business y decidí seguir por la misma línea. A mí me gusta trabajar en la administración, me gusta el trabajo de oficina, me es fácil. También me lo cuestioné (risas), pensé “si me hubiese cambiado a desarrollador web o tal vez lo mío era el diseño”. Después analicé que lo que necesitaba era que el College fuera una herramienta: me iban a pasar los mimos ramos que había tenido antes, pero en inglés, de esta forma, era más fácil aprobar las asignaturas que yo ya manejo.

Con respecto al idioma, ¿sabías inglés? ¿cuál era su dominio?

Mi inglés era básico. Había intentado aprenderlo antes, estuve en tres cursos en Chile, sin embargo, no podía aprenderlo. Sentía mucha vergüenza al hablar y me dificultaba mucho, yo no tengo problemas al hablar en español (risas), pero en inglés me ponía muy nerviosa.

El 11 de abril de 2022, comencé en ILAC online. Estuve 8 meses en total y 12 semanas gratis, por la promoción. Entré y pude enganchar con la metodología, entendía a la profesora. Las clases son muy buenas, estaba todos los días 3 horas.

Recuerdo que una clase la hice en el mall. Cuando terminé, me fui caminando a la casa y me encontré con los élderes (misioneros norteamericanos). Soy mormona y ellos sabían en el proceso en el que estaba. Al tener la clase de inglés tan reciente en la cabeza, les comencé a hablar en su idioma con unas palabras entremedio en español. Tal vez ellos pensaban que estaba media loca (risas), pero me sentí emocionada, estaba aprendiendo.

Yo recomiendo ILAC, el sistema que tiene, a mi por lo menos, me funcionó.

¿Cómo se prepararon para trasladarse a Canadá?

Yo tuve la suerte de tener un apoyo adicional. Conocí en ILAC a dos amigas, y las tres estábamos en la misma situación. Una de ellas también se asesoró con One2GO y me iba marcando los pasos a seguir. Las tres éramos muy aplicadas en el inglés, y también muy mateas con el paso a paso que teníamos que seguir para llegar a Canadá, por ejemplo, teníamos un checklist donde estipulamos las tareas a realizar, como traducir los documentos, sacar los pasaportes, ver el tema del arriendo, etc.

Era una especie de mapa o línea de tiempo de cosas que debíamos hacer mientras estábamos en Chile y que teníamos dejar resueltas. Mi amiga se vino en diciembre, antes que yo, y tuve bastante apoyo con eso, siguiendo sus pasos, hasta la fecha, ya que me sigo moviendo con ella, aprendo de sus experiencias.

Finalmente, las tres amigas estamos acá, una en London, la otra en Niagara y yo en Toronto.

Por otra parte, con mi familia, cuando vimos que el proyecto se estaba concretando, Bastián comenzó con clases de inglés y mi esposo también. Gabriel se inscribió en ILAC, ya que era el mayor y una de las opciones era que estudiara ILAC International College un programa de corta duración.

También nos propusimos gastar poco, en Chile no teníamos que hacer ningún gasto extra. Vendimos nuestras cosas y ocupamos el mismo dinero para comprarlas cuando llegáramos acá. No queríamos tocar los ahorros que teníamos. Fueron 4 meses entre vender las cosas, mudarnos, etc.

Al momento de viajar y llegar donde el oficial de inmigración, ¿cómo los trataron? ¿fue difícil?

Yo era un mar de nervios. Cuando apliqué al Study Permit, mi programa de estudios comenzaba en enero 2023 y coloqué que mi hijo mayor no venía con nosotros, porque pensábamos que él tenía que terminar su carrera y después venir. En ese proyecto, Gabriel tenía que haber viajado en septiembre.

Sin embargo, cambiaron los planes: modifiqué el inicio de mi programa de estudios para mayo 2023 y, por lo tanto, ahora viajábamos todos. Yo estaba complicada por esto. Le pregunté a muchas personas, porque pensaba que el oficial podía creer que había mentido en la declaración.

Decidimos cambiar la fecha de llegada debido al clima, por el impacto para nuestro bebé y también porque nos iba a quedar muy poco tiempo para hacer todas las cosas que teníamos planificadas. Realmente era un cambio de planes y no había ninguna mentira en ello.

Cuando nos recibió el oficial, mis hijos me dijeron que yo le decía a todo “yes, yes, yes”. Ellos estaban muertos de la risa. Bastián es más calmado y tomo el rol de traductor, me decía que papel me estaban pidiendo, por ejemplo.

El oficial me pidió el comprobante de pago que había hecho por el arriendo de la casa y no lo había impreso. Tenía el contrato de arriendo solamente en papel, entonces lo tuve que buscar en mi celular para mostrárselo. Había impreso todo, menos eso (risas).

Después de 20 minutos esperando, llamaron a Gabriel y le preguntaron su estado civil. Posteriormente, le entregaron su Visitor Record. A mis otros dos hijos también, a mi esposo su Work Permit y a mí, el Study Permit.

El oficial fue amable, yo era la que estaba muy nerviosa, porque si mi hijo no hubiese podido ingresar habría sido un grave problema.

Después, salimos a buscar a nuestra perrita. Pobrecita, nos demoramos tanto, ladraba y se volvió loca en su jaula cuando nos vio. Cuando la sacamos, corría para todos lados, estaba feliz, después de estar 11 horas en el vuelo más las casi dos horas en inmigración.

Finalmente, la Realtor nos entregó las llaves de la casa, en el mismo aeropuerto. Recién ahí pudimos irnos.

¿Cómo se sintieron en el momento de llegar a Canadá?

Todavía no podía sentir felicidad. En ese momento, lo único que me preocupaba era que los chips de FIDO que había contratado con One2GO funcionaran. Eran las 10 PM, tenía que pedir el Uber y en el aeropuerto había un stand de FIDO. El chico los vio, me dijo que estaban activos y que los pusiera en los celulares, que estaba todo OK.

Sentía que tenía que llegar al departamento primero para poder estar tranquila. Había llevado unos colchones inflables y pensaba que íbamos a llegar super cansados a inflarlos.

Al siguiente día, sentí esa sensación: “wow, estamos acá”. Inmediatamente fui a la iglesia, a presentarme. Caminamos, disfrutamos el nuevo aire, mirábamos las casas tan lindas.

Después de la iglesia, fuimos a nuestro primero Tim Horton, caminamos, todo bien, estábamos felices.

¿Se han sentido cómodos durante estas dos semanas en Canadá?

La verdad es que sí. En general, la gente está acostumbrada al migrante, me he dado cuenta de que las personas tienen la disposición a escuchar, si tienen que hablar más lento, lo hacen. Siento que es algo habitual aquí, que lleguen personas nuevas. No he tenido ningún roce con nadie.

Puedo decirte que la semana, ya me sentía en mi casa, no me siento extraña o recién llegada, es como si llevara dos meses aquí. Me adapté muy rápido.

Mi hijo ingresó inmediatamente a su escuela. Él quedo sorprendido, fuimos un miércoles a preguntar al Colegio como hacerlo y me dijeron “Ok, entra el viernes”. Ayer fue a una fiesta, imagínate (risas).

Mi familia es muy intensa (risas). Como tengo la biblioteca pública a dos cuadras, hay un programa para niños menores de 6 años, y mi bebé ya fue. No necesitamos mostrar ningún documento, solo tienes que asistir.

También tengo muy cerca una piscina donde mis hijos van gratis, la iglesia me queda muy cerca. Mi marido y mis hijos ya fueron al cine, no entendieron mucho, pero vivieron la experiencia (risas).

Me sorprendió que en la iglesia, hay reuniones en inglés, portugués y español. En la Estaca, donde fui hoy, que queda en North York, incluso hay en chino mandarín. Realmente, el tema multicultural es muy fuerte, todos somos extranjeros, pero nos tratamos con mucho respeto.

La primera semana nos sentíamos muy cansados, porque hicimos muchas cosas. Esta segunda semana ya hemos podido descansar un poco más.

¿Alguna anécdota especial que hayan vivido durante este tiempo en Canadá?

Llegamos al departamento, que no tenía nada, excepto lo de la cocina, y teníamos que llenarlo con muebles y cosas del hogar. No teníamos auto y fuimos a Value Village y en uno de los negocios me encontré con una peruana. Los escuché hablar en español y pensé que ellos deberían saber como funciona lo del “flete” (traslado de productos de un lugar a otro).

Ella muy amablemente me dijo que estaba regalando un comedor y que podía pasármelo. Otro chico que estaba ahí, canadiense, hablaba español y me dijo que me regalaba un escritorio.

No sabía como llevármelos al departamento y me contaron que existía un servicio donde podías arrendar un camión por hora, U-Haul. Esto fue un viernes, el mismo viernes que mi hijo entró al colegio, averigüé lo del camión y quedé en llamarlos para ir a buscar las cosas que me regalaron.

Hicimos el trámite de U-Haul. Mi marido siempre había manejado, pero nunca con la palanca al lado (risas). No sabíamos como se movía y el chico que atendía no hablaba español, así que nos explicó en inglés y tratamos de entender cómo funcionaba.

Yo era un mar de nervios y mi marido iba a manejar por primera vez un camión en Toronto. Le decía “por favor, anda lento, vas con mis hijos” (risas). Llegamos a la dirección y trajimos los muebles. Contratamos el servicio por tres horas. Cuando descargaron y ya iban de salida para entregarlo, mi esposo con mis hijos se dan cuenta que el camión tiene un parte (multa) pegado en el vidrio: $150 CAD.

Pero… ¿qué pasó?

Parece que estuvimos mucho tiempo estacionados, tal vez alguien llamó y nos multaron. Así que esta es una buena anécdota, la primera semana ya estábamos parteados (multados).

Todo lo que me regalaron costó finalmente $220 CAD, entre el camión, la bencina y el parte (risas). Tuve que ir al banco a preguntar como se pagaba esto, porque no tenía idea (risas). Cosas de novatos.

¿Cómo fue tu experiencia con One2GO?

Mi comunicación siempre fue con Luisa, desde el principio. Ni bien la contacté, ella me respondió rápidamente, hablamos y me explico cómo había que proceder: yo tenía el propósito claro y no quería perder la promoción de ILAC. Siempre atendió las dudas que tenía y me sentí muy acompañada por ella, fue una gran guía.

Cuando tuve que hacer el trámite de enviar los papeles para el Study Permit, conocí a Eduardo.

Siempre me sentí apoyada y desde ese momento, por ambos. Como cuando uno tiene ese amigo más grande, que sabe más que tú.

Con One2GO también tomé las traducciones para postular al College y no tuve ningún problema.

Cuando yo conocí a Luisa, el servicio de Housing todavía no estaba disponible. Mi amiga Jeanette, de ILAC, fue una de las primeras en contratarlo con la agencia. Conversé con Eduardo y me explicó como funcionaba. Para mí, era más confiable porque Jeanette arrendó a distancia, llegó y no tuvo inconvenientes. Tener un lugar donde llegar, poder tener una dirección para poder inscribir a mi hijo y no pagar Airbnb, era lo que necesitaba.

Ludwig, quien estuvo a cargo del Housing, fue una pieza clave. Siempre mantuvimos mucha comunicación, escuchó lo que necesitaba. En nuestra primera reunión, le comenté sobre la zona donde no quería vivir y que lo principal era no quedar tan lejos del College, ojalá poder llegar caminando. Sin embargo, esto era muy caro y no podíamos costear esa zona.

Ludwig siempre intentó acercarme lo que más pudo y logramos quedar a 30 minutos en transporte público, lo que esta súper bien. Cuando llegamos conocimos el Downtown y lo encontré muy ruidoso, no era donde quería vivir. El lugar donde vivo actualmente fue la mejor opción. He podido comparar con otros sectores y encuentro que la zona donde estoy es muy buena, tiene todo lo que necesito, como negocios y es tranquila.

Hubo situaciones que sucedieron que no dependían de él, sino de terceros, sin embargo, siempre mantuvo la calma. Creo que Ludwig logró captar como es la esencia de nuestra familia y pudo conseguir un departamento de un tamaño preciso para nosotros, que somos 5 personas. Es un servicio que vale la pena contratar.

Por otro lado, también adquirí los chips de FIDO para los teléfonos. Luisa me comentó que tenía estos productos y le pedí dos inmediatamente.

One2GO fue un aliado en este camino, nunca me abandonaron (risas).

¿Tu recomiendas a One2GO para que otras personas tomen sus servicios?

Sí, por supuesto, no tengo nada que decir. Para mí, son personas confiables, siempre me hablaron con honestidad. A ojos cerrados los recomiendo.

Agradecemos enormemente a Joan por su tiempo y gran disposición para esta entrevista. De parte de todo el equipo de One2GO, les deseamos lo mejor en este camino que emprendieron como familia.

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