En la entrevista de hoy, conoceremos a Cindy Arismendi Munster, una mujer chilena que junto a Mauricio, su marido y Emilia, su hija de 10 años, se trasladaron a Ottawa, Ontario. A continuación, nos contará su experiencia sobre la adaptación, adquisición del idioma y como funciona la educación en Canadá, dándonos a conocer sus vivencias en este nuevo país en comparación con Chile.
Yo soy Cindy Arismendi (32 años), estoy casada con Mauricio (30 años) y tenemos una hija llamada Emilia de 10 años.
En Ottawa. Llegamos en junio de 2022.
Yo era administrativa en una Universidad y Mauricio se desempeñaba como preparador físico. Emilia asistía al colegio y estaba en cuarto básico, alcanzó a ir dos a tres meses.
Ahora, yo soy estudiante en Algonquin College. Mauricio tiene dos trabajos: uno donde realiza el rol de Housekeeper y también trabaja para Amazon. Emilia asiste a Elementary School y quedó en 5to grado.
Yo creo que es una mezcla de factores. Mauricio siempre quiso tener una experiencia fuera del país, antes de que naciera Emilia. Luego, viendo como estaban las cosas en Chile y como se veían venir para ella, era evidente que no era un buen lugar para crecer: el mismo colegio donde iba a clases ya se estaba volviendo peligroso y era el mejor donde vivíamos. Ella está en una edad donde absorbe todo, y no queríamos exponerla a ese tipo de situaciones. Y la seguridad. Ya era demasiado inseguro para todos, en general. También queríamos vivir la experiencia; es una mezcla de muchas cosas.
Cuando nosotros llegamos acá, conocí a una mujer colombiana que tiene un hijo y él estaba asistiendo a este colegio, que es católico y esta a 10 minutos de donde vivimos. Ella me comentó que el colegio era muy bueno, chiquitito, por lo tanto, era bien “personalizado” el salón de clases.
Así que mandé un correo directo al colegio y ellos me respondieron rápidamente que tenía que agendar una entrevista para que conocieran a Emilia, pero que ya tenía su cupo listo, era más que nada para conocer su nivel de inglés.
Nosotros elegimos vivir cerca del College y los colegios a los que puedes optar dependen de donde uno vive. En este caso, cuando yo estoy en clases, Emilia está cerca de mí, lo cual ha sido muy positivo.
En una ocasión, me llamaron del colegio porque ocurrió un accidente (se golpeó la cabeza con un juego) y yo estaba en clases. Entonces, al quedar tan cerca, en 10 minutos ya estaba ahí. Yo creo que es un buen punto a considerar por los padres.
Ella solo tuvo el inglés que se da en los colegios de Chile y yo diría que fue más bajo debido a la pandemia, ya que no pudo asistir presencialmente por 2 años. Así que era muy básico.
Cuando fuimos a la entrevista de la escuela acá, fue en español, yo le traducía lo que le preguntaban.
Yo pregunté todo eso, como chilena, obvio (risas). Pero no, nada, ningún gasto. Lo único que hemos tenido que pagar en el colegio son por las actividades extraprogramáticas, pero serán unos $30 CAD aprox.
Y ahora, decidimos pagar para que le den pizza los miércoles, durante el mes de febrero, pero esas son cosas opcionales y baratas.
No pagamos matrícula ni mensualidad, le dan todos los lápices y cuadernos. Ella solamente tiene que llevar su mochila y unos zapatos de cambio que quedan allá, así que le enviamos unas zapatillas.
Cuando fuimos a la entrevista, nos comentaron que iba a ir una tutora a la sala de Emilia, le iba a ayudar con las clases, a que todo fuera un poquito más fácil para ella. Lo que si nos explicaron era que no iba a ir todos los días ni todas las semanas porque esta persona visitaba distintos colegios.
Pero no pasó. Osea, pasó, llegó, pero cuando mi hija tenía un poco más de inglés. Esta persona va una vez cada dos semanas, no es mucho. Pero también se entiende, porque son muchos niños los que van entrando y se encuentran en la misma situación, es comprensible.
Su primer día fue súper bueno porque llamaba la atención. Era la niña bonita que hablaba español. Ellos tienen un recreo a eso de las 10:00 horas, y nosotros fuimos a mirar, escondidos, a ver que pasaba (risas). Emilia estaba con unas niñas, súper bien.
A las semanas, mi hija comenzó a decirnos que no quería ir más al colegio y se desmotivó. Ella entró en septiembre y todo esto ocurrió durante este mes, también lloraba, comentaba que no entendía nada, que caminaba sola por el patio. Yo me imaginaba una situación terrible, pero también entendí que por la edad en la que se encontraba y la etapa que vivía podía sentirse de esa manera.
Entonces, hablamos con ella y le explicamos que dependía de ella que tan rápido iba a aprender inglés; si ella siempre estaba pensando en que no lo iba a lograr, de que no entendía, no iba a pasar. Después de ese momento, cambio el chip y aprendió el idioma velozmente. Muy fácil y rápido. Cuando terminó diciembre, ella sabía mucho de inglés. Y lo hizo sola.
Desde el colegio, les pasan una tablet para que ella pueda traducir durante la clase. Ella puede ocupar esa tablet durando todo el día, salir al recreo con ella. Los niños también fueron muy amables, a veces ponían videos en la clase y ellos pedían a la profesora que los colocara en español para que Emilia pudiese entender.
Sí, es muy distinta. Para empezar, ella aquí no escribe nada. En Chile, escribía mucho. Otro aspecto distinto es que el 5to y 6to grado se mezclan en algún momento del día, porque ella tiene clases en francés (inmersión francesa).
Cuando la matriculamos, nos preguntaron si queríamos un 25% o un 50% de clases en francés. Elegimos 25%. Y en base a esto, es cuando los mezclan con el 6to grado. Y en ese momento se cambian de sala.
Tienes tres profesores diferentes durante el día. Una misma profesora puede hacer matemáticas, ciencias y otras asignaturas.
Emilia dice que no explica nada, pero cuando llega con tareas me doy cuenta que involucran mucho razonamiento. Por ejemplo, para enseñarles tablas de multiplicar, en Chile te envían una guía con 20 ejercicios para resolver, pero acá proponen problemas para que los niños piensen, analicen y sepan cómo aplicar las tablas en un ejercicio. En Chile, siempre hay mucha memoria, acá es más aplicación.
No, no. La sala es muy bonita, tienen pequeños grupos, con las mesas mirándose entre los niños. Tienen un sector donde hay una alfombra y “puff” (rellenos de plumavit), unas sillas reclinables y es como el rincón de la lectura, dentro de la misma sala.
No, son 20 aproximadamente. Este es un colegio católico, creo que en los públicos son más niños por clase.
El horario es desde las 9:15 hasta las 15:30 horas. La pasa a retirar el bus en la parada a las 8:50 horas y llega de regreso a casa a las 16:00 horas.
Con Emilia ha sido más fácil porque al ser más grande, cuando yo tengo clases, por ejemplo, hasta las 16:30 horas, ella va caminando hasta el College y me espera ahí. Es muy seguro caminar de un lugar a otro. En Chile eso no hubiera sido posible, aunque su colegio estuviera a la vuelta de la casa, yo no dejaría que ella caminara, porque a mi me asaltaron muchas veces después de la escuela y ahora que es peor, imposible.
Ocasionalmente, hemos preferido que no vaya a buscarme porque hay mucha nieve y los autos resbalan fácilmente o ahora que se está derritiendo la nieve y se puede caer.
Aquí son muy prudentes, incluso el resguardo no es igual cuando hay un niño. En los cruces, cuando hay niños, se detienen mucho más atrás. Entonces, eso me da mucha más confianza de que ella vaya sola para allá.
En el colegio si hay extensión horaria. Pueden estar desde las 7:00 hasta las 18:00 horas. Se pagan $13 CAD diarios, aprox. Y creo que en este momento hay lista de espera. Por lo que tengo entendido, no es tan difícil acceder a ella.
La conductora del bus de Emilia es mayor, debe tener más de 60 años, y cuando nieva, no pasa. No todos los buses los cancelan, el de mi hija sí, entonces me imagino que debe ser por un tema personal de la conductora. Entonces ya sabemos que si hay nieve, la ruta se cancela y hay que ir a dejarla caminando a la escuela.
Si hay alerta, por el clima, ya sea por tormenta de nieve o porque cae lluvia y ésta se congela y queda todo muy resbaloso, en esos casos, se suspenden todos los buses de transporte escolar. Si esto ocurre, puedes ir a dejarlos a la escuela personalmente, pero no es obligación que vayan.
Cuando comienza a nevar, te piden que envíen a los niños con unos trajes que se componen de una chaqueta y unos pantalones que son como una jardinera. Tienen que ir con ese traje al colegio porque aunque haya nieve, salen igual al recreo. Cuando la temperatura es -20°C o más fría, ya no salen.
No es como en Chile que el colegio te exige la asistencia por la subvención. Acá no. Tu puedes hacer faltar a tu hijo al colegio y no pasa nada. Si te piden que avises porque les interesa saber que el niño está en la casa y no que partió al colegio y tuvo un accidente en el trayecto o lo secuestraron y que por eso no llegó a clases. Tienes que avisar. Creo que, si no avisas, llaman y envían a la policía a tu casa si no notificas a la escuela, para saber que está bien.
No les preocupa saber los motivos de la inasistencia, ni presentar certificado médico o justificar. Nunca me han dicho que hay riesgo de repetir el año por no ir a clases.
Le han enviado tareas unas cuatro veces (septiembre a febrero), pero una vez porque no las terminó en clases, como no entendía en inglés, la profesora le dijo que la terminara en su casa. Pero son guías pequeñitas que no alcanza a terminar.
Ha tenido que estudiar, una vez para una prueba, pero en el mismo contexto, cuando no entendía el inglés y la profesora le tradujo la información al español y le pidió que la estudiara en la casa.
Ella se siente más relajada. Sabe que no tiene que ordenar una mochila con los libros. Yo siento que es demasiado relajado (risas).
Hay una niña que es “pesada”, pero no porque ella sea de otra nacionalidad o diferente, sino porque es una situación que podría darse en cualquier parte del mundo, propio de la edad, la madurez y las relaciones entre los niños. Pero no ha habido agresiones de carácter personal ni nada parecido.
Los padres son más distantes o fríos en cuanto a la crianza y los niños son más inocentes. Emilia tiene 10 años y junto a sus compañeros siguen jugando como cuando eran más pequeños. No hay picardía o maldad como a veces ocurre con los niños.
En una oportunidad, una compañera de Emilia la invitó a su casa, y cuando llegue a dejar a mi hija al lugar, los papas me preguntaron a que hora iba a buscarla. Yo les respondí que si podía pasar a la casa, porque yo no la iba a dejar sola ahí (risas).
Luego, Emilia la invitó a nuestra casa y la niña me preguntó si se podía quedar a dormir. Yo le dije que sí, pensando que la mamá le iba a decir que no porque era la primera vez que venía, y la mamá le dijo que sí, que le daba permiso. Y se quedó a dormir. Solo me conocían a mí, no conocían a mi marido. Eso me llamó la atención, la confianza que tienen aquí.
Si, completamente. Tomamos la decisión correcta, son muchas las cosas que te pueden hacer pensar que no, en el periodo de adaptación, pero entregarle la posibilidad de aprender tres idiomas y educarse aquí, es una gran oportunidad.
Emilia dice que ella no quiere volver. Si bien extraña a su familia y amigos, dice que cuando llegue su perrita (que está en Chile), va a estar completa.
Agradecemos enormemente a Cindy por su tiempo y motivación para esta entrevista. De parte de todo el equipo de One2GO, les deseamos lo mejor en este camino que emprendieron como familia.
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